jueves, 3 de noviembre de 2011


En países como Guatemala donde la sociedad ha sido muy conservadora, el tema de la virginidad sigue siendo un tema que merece análisis porque forman parte de una cultura que trata de imponer valores cristianos o religiosos cuando se trata de la condición de la mujer antes del matrimonio.

            Y aunque aquí no vamos a hablar del libertinaje sexual, tampoco hay que dejar de lado que la realidad es que en nuestro entorno nos señala que para las actuales generaciones el tema no merece siquiera ser analizado porque las mujeres han decidido ser dueñas de su cuerpo y deciden de él como mejor les parezca.

            Pero ¿es lo correcto? La pregunta se hace porque todo dependerá del cristal con que se quiera ver la virginidad. Si llevamos la pregunta a la iglesia, estamos seguros que la respuesta es que no se debe tener sexo fuera del matrimonio y que el cuerpo debe reservarse para el esposo o para la esposa. Y nos parece bien, porque también está marcando una forma de conducta que es aceptada por millones de personas en el mundo.

            En Guatemala también escuchamos que las iglesias imponen esa condición como requisito para que la bendición de Dios sea más efectiva, además que hablan de condena en los infiernos si una mujer en un momento de debilidad pierde la virginidad sin estar casada. Todo esto, respetable por cierto, pero irreal en el mundo actual donde las condiciones muchas veces imponen comportamientos que van más allá de las exigencias que la religión impone.

            Además, el cuerpo humano responde a estímulos que bajo circunstancias especiales pueden llevar a una mujer o a un hombre a perderse en la sensación placentera que puede encontrarse en una relación sexual. Claro que muchas veces este “desliz” puede terminar en embarazos no deseados o bien en matrimonios obligados.

            Dejemos entonces de lado esas condiciones del embarazo o del matrimonio por necesidad y quedémonos en el punto inicial de este escrito: la virginidad. Es tabú el tema porque nadie quiere hablar de ello. Es más, pregúntele a cualquier mujer si es virgen y la respuesta inmediata es la confusión porque si dice que no teme ser juzgada y si dice que si, entonces puede ser señalada de anticuada.

            Claro que estas reacciones no tienen ningún tipo de regla y cada persona responde de acuerdo a las circunstancias de la pregunta o de quién se la hizo. Pero lo que habría que resaltar es que las mujeres tienen la “pena” de que si se sabe que ya no es virgen pueden perder el respeto de los demás o bien, no casarse que es algo que está muy ligado a la educación que recibimos y que es algo normal de pensar.

            En otras sociedades la virginidad ni siquiera es tema de discusión porque en países europeos, como Holanda, las niñas antes de cumplir los 15 años toman la píldora para no quedar embarazadas y el sexo para ellas es como comer, dormir y no le dan mayor importancia. Esto es marcado por una cultura donde las mujeres tienen igualdad de oportunidades que los hombres y el tema religioso tampoco es tan fuerte como ocurre en nuestros países.

            La pregunta para terminar esta blog sería: ¿crees que la virginidad es indispensable para una vida más plena o se trata simplemente de una condición física que no hace ni mejor ni peor a una mujer?

No hay comentarios:

Publicar un comentario